Portada del periodico La Nueva Crónica:
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- Con buena letra
De la vocación médica que tenía de pequeño solo me quedó la letra. Una caligrafía intrincada y anárquica que se convierte en críptica cuando escribo con la muñeca a 5.000 revoluciones. Por eso, al tratar de descifrar la primera frase que anoté este lunes en mi cuaderno al llegar tarde a una rueda de prensa, tuve que tirar de cierta inventiva: «Este mundo nuestro tiene muchos mundos que no conocemos». No sé si esto fue lo que en realidad pronunció el presidente de la Asociación Leonesa de Caridad o algo, un tanto más literario, que quise entender entre lo que yo mismo había escrito torcido sobre renglones rectos. El caso es que, por lo tajante de la cita, decidí emplearla en una noticia sobre que en el comedor social, uno de esos «muchos mundos», dos de cada tres usuarios son inmigrantes. Otro de esos «muchos mundos» ha sido el Chalet del Pozo, cerrado hace solo unos días en Villarrodrigo de las Regueras después de casi un año atendiendo a centenares de migrantes. La apertura del centro de - Ningún pájaro vuela demasiado alto si vuela con sus propias alas (William Blake)
Imagínense una ciudad en la que todos sus habitantes se comportaran como si tuvieran el mismo sexo, fueran de la misma edad, del mismo color. Que todos tuvieran la misma procedencia, el mismo acervo cultural, el mismo idioma, los mismos rezos. El mismo color de pelo, el mismo brillo de plexiglás en la cuenca de los ojos. Los mismos horarios, los mismos trabajos, los mismos coches, las mismas casas. Que fumaran el mismo tabaco, comieran el mismo pan, bebieran el mismo vino, la misma agua, la misma hambre, la misma sed… Que todos tuvieran los mismos deberes y los mismos derechos a ser como del mismo sexo, de la misma edad, del mismo color, con el mismo idioma y los mismos mandamases. Y que estuvieran instituidos en sus instituciones y se organizaran para jugar a salir de viaje a los mismos sitios, en las mismas fechas, con idénticos motivos y las mismas razones. Sería, como una pesadilla, la parálisis del sueño. ¿Verdad? Una realidad distópica, aterradora. Muy mal síntoma. Un capítulo de 'Black Mirror'. - Sin despeinarse
Cuentan de un diputado de la República que, impulsando una ley, postuló: «Lo primero es la base» y desde el fondo, alguien añadió: «Y después peinase». Hoy es tal la ataraxia de los congresistas, que ni eso serían capaces de decir. Pero a lo que íbamos. A estas alturas ya sabemos los efectos del miedo sobre las personas. Lo vimos en la pandemia, las ocupaciones, los asesinatos de los guardias en Barbate, la impunidad de los narcos remontando el Guadalquivir, amenazas a los jueces, corrupción sin límites en las esferas del gobierno, las compensaciones a los separatistas y la gesticulación de la vicepresidenta Montero. Suma y sigue. Asustar es útil para dirigir al pueblo: Ofusca las mentes, atenaza los músculos, incapacita para tomar cualquier iniciativa y los ciudadanos se confían entre los brazos de cualquiera. Y así, tal cual, nos han pillado los 'Hombres de Negro' (de arco iris, diría yo) que vienen de Europa para controlar en qué se gasta Sánchez el dinero que llega de la UE. A ver si dest - Cavilación sobre «el éxito»
Llevo días desayunando café con aforismos. E igual que me zampo algunos que me dicen o alimentan poco o nada, otros hay que son conmovedor bocado y me exigen inmediata relectura y morosa degustación por ver si he saboreado bien o la corporal, mental y cordial, conmoción ha sido cosa de mi mucho fumar. Los hay incluso que encienden en mi mente imágenes y hasta retratos vivos de propias identificaciones, no libres estas de subjetividad e incluso de algún prejuicio. Uno de ellos, que después me hizo viajar por otros textos, ha sido este de Manuel Neila, que enseña o recuerda cómo «el fracaso comienza el día en que se empieza a perseguir el éxito». Que a todos nos gustaría triunfar en el campo que cada cual ensueñe o desee es una obviedad. Mas una cosa es ese natural sentir y otra, bien distinta, condicionar nuestro íntimo bienestar, nuestras cotidianas serenidad y alegría a la consecución del éxito. Quién no conoce a alguien que, después de haber conseguido un éxito con algún quehacer, a conti - Esos números
En esta ocasión son alrededor de 150 puestos de trabajo directos los que se pierden. Y en torno a un millar, los indirectos. Esos números no son meros datos que se contabilizan para unas estadísticas que, por cierto, aquí no suelen ser indicadoras de buenas noticias… No. Esos números son paisanos nuestros, personas como tú y como yo –cada una con su familia– que, de buenas a primeras, se van a quedar sin empleo…; gente normal y corriente a la que se le presenta ahora una situación más que delicada, especialmente teniendo en cuenta que, en esta tierra nuestra, hay cada vez menos oportunidades… entre otros motivos –no me cansaré de repetirlo– por formar parte de la comunidad autónoma de Castilla y León… Esos números son también puestos de trabajo a los que ya no podrán acceder las generaciones venideras; una opción menos para su futuro laboral… Esos números son, en definitiva, un nuevo mazazo a León. Uno más… La semana pasada, Azucarera –filial del grupo británico Associated