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01/05/2021

30/04/2021



Noticias
  • Fumata blanca o negra: desvelan la fórmula química para que el humo de la Capilla Sixtina cambie de color
    Cada vez que se reúne el cónclave de cardenales en el Vaticano para elegir a un nuevo Papa, el mundo entero está pendiente de las famosas fumatas que emanan desde la chimenea de la Capilla Sixtina. Una fumata blanca indica que hay nuevo Pontífice, mientras que la fumata negra señala que aún no hay consenso. Pero, ¿cómo se producen exactamente estos icónicos humos de colores?Seguir leyendo ...
  • Zona rústica
    .Seguir leyendo ...
  • Amor y odio
    Muchos desaprensivos han convertido las redes de internet, mal llamadas sociales, en una mezcla de vomitorio y patíbulo en el que escupen su odio, propagan calumnias y dan rienda suelta a sus más abyectos instintos. Cada vez con mayor asiduidad, conocemos casos de personas convertidas en alimañas que se regocijan de la desgracia ajena. Ese odio también ha entrado en programas de televisión, y, lo peor de todo, es que también ha entrado en el Parlamento. Parece que los elegidos por el pueblo no saben que ese discurso del odio constituye una amenaza para los valores democráticos, la estabilidad social y la paz.Seguir leyendo ...
  • El apagón
    Les he hecho el favor de no decir ni una palabra del apagón en una semana, porque les supongo más hartos de palabrería sobre el apagón que del apagón mismo. Es inevitable que cada vez que ocurre algo calamitoso se genere un alud incesante de palabrería, con pretensiones informativas o lo contrario, a la que se agrega la verborrea de los que aprovechan la ocasión para arrimar el ascua a su sardina, de tal manera que el griterío (y los murmullos) llega a ser peor que la calamidad en sí.Seguir leyendo ...
  • Nada de promesas
    El noble arte de cumplir las promesas, da igual de qué índole sean, se está quedando en nada y ya carece de todo valor. Teniendo en cuenta la cantidad de cosas que se nos prometen -cada vez más- que después se desvanecen como la luz del atardecer, ya no se puede confiar en nadie. Porque las promesas nos llegan como torpedos, a cualquier hora, y desde diferentes frentes. El ejemplo más fácil de poner es el de los políticos, porque tiene como un recochineo añadido. La gente los vota y ellos se relamen, seguros de que si no lo hacen bien, no les pasará nada. Se trata, pues, de un ejemplo tan manido como repulsivo. No se puede confiar en nadie. Imagínate cómo se va a poder confiar en las promesas. De risa. Las promesas de amor eterno intercambiadas entre la brisa primaveral o bajo un paraguas compartido, siempre en la intimidad, tampoco son creíbles. ¿Quién se acuerda de aquel beso que nos hizo querer estar toda la vida con el besado (o la besada)? Esto demuestra que las promesas incumplidas pueden ven