12/05/1988 
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- El martillo pilón del derbi
Gerard Valentín en estado puro. Veloz en carrera, casi siempre imparable. La versión del futbolista de la SD Huesca al que la Segunda División le queda estrecha. Que parece indolente a quien no lo conoce. Y pobre del que no lo conozca. Las opciones del equipo de Antonio Hidalgo en La Romareda descansaron siempre sobre las espaldas del carrilero. Todavía con la cara señalada por las muchas guerras en las que ha entrado, destiló lo mejor de los oscenses en ataque y sirvió a Kortajarena el tanto del empate. El vasco se habilitó con finura y mala baba dentro del área blanquilla, pero el balón servido por su compañero era un dulce irrechazable.Valentín, que había marcado el gol de la SD Huesca en el derbi de la primera vuelta, se convirtió desde los primeros compases del duelo en la principal esperanza para volver a hacer algo grande en la vieja Romareda. Dispuesto a recoger el testigo de Javi Galán o, en tiempos más recientes, los de Samu Obeng y Juanjo Nieto, autores los tres de goles ganadores en Za - Antonio Hidalgo: "Hemos hecho un partido enorme ante el Real Zaragoza"
El entrenador del Huesca, Antonio Hidalgo, confesó que "para seguir arriba" en la clasificación "hay que ganar partidos", aunque al mismo tiempo consideró muy bueno el punto sumado en La Romareda (1-1) en el derbi aragonés. El técnico destacó la reacción de su equipo tras el gol encajado en los primeros minutos de la reanudación, y recordó que los azulgranas contaron con "grandes oportunidades"para haberse llevado el triunfo. Sobre todo, en un mano a mano de Gerard Valentín ante Poussin que acabó sacando el guardameta zaragocista con una gran intervención."Hemos empezado bien el partido, encontrando superioridades por la banda derecha. Sin embargo, con el paso de los minutos nos hemos atascado con el balón y no hemos acabado bien el primer tiempo", se sinceró el preparador del conjunto azulgranas, que"Nada más empezar el segundo periodo, nos hemos encontrado con el gol en contra", se lamentó Hidalgo, que sin embargo hizo hincapié en "la mentalidad" de sus jugadores, que "supieron reaccionar" al t - Así fue el disparo al larguero de Toni Moya que pudo dar la victoria al Real Zaragoza
Que este Real Zaragoza no tenía fútbol ni defensa era ya algo público y notorio desde hace muchos meses. Este domingo, contra el Huesca, se comprobó que el equipo heredado por Gabi Fernández tampoco posee demasiada suerte. De ser así, seguramente, el violento disparo que se sacó Toni Moya en el minuto 96 hubiera acabado con el balón en el fondo de la portería altoaragonesa. Pero no, la tan necesaria victoria zaragozana se quedó sobre la misma línea de gol, después de que ese esférico sí besara la cal tras estrellarse con el larguero, pero no la rebasara por completo.Accede al contenido completo de este artículo. - Gabi: "Me voy jodido por no ganar, pero feliz por ver al Zaragoza que quería ver"
El entrenador del Real Zaragoza, Gabi Fernández, terminó el derbi con el Huesca con una sensación agridulce. Por un lado, se mostró contrariado por no lograr una victoria que habría dejado a su equipo a las puertas de la salvación. Por otro, se vio “feliz” por la actitud de su equipo.“Me voy jodido por no lograr los tres puntos, pero feliz por ver al Zaragoza que quería ver”, resumió el entrenador del equipo blanquillo. “He visto al Zaragoza con el que me identifico, hemos tenido ocasiones para ganar pero las dinámicas existen. En otras dinámicas el balón de Toni Moya (al final del partido) entra y hablaríamos de otra cosa. Cuando el equipo se vacía no se le puede pedir más”, añadió Gabi.El entrenador del equipo aragonés admitió que un punto no les valía. “No queríamos empatar, el empate es insuficiente, pero esperamos hacerlo bueno en los dos partidos que nos vienen”, señaló tras el encuentro.Como resumen, Gabi dijo que su idea era “trabajar el partido sin volvernos locos, - Zaragoza-Huesca: grada encendida, fútbol apagado
“A vida o muerte”, resonó, desde el fondo norte de La Romareda, justo después de que se guardara un minuto de silencio por la muerte del Papa Francisco y el abuelo de Raúl Guti. La grada acababa de entonar el himno a capela; se sentía que era una noche especial, pero fue esa voz, rota, la que mejor concretó lo que había en disputa.Accede al contenido completo de este artículo.