Portada del periodico La Nueva Crónica:
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- 11 millones y el impuesto de la catedral
Con la Iglesia hemos topado. La institución que sirve al reino de Dios, le pone también una vela al señor terrenal del dinero. Jesús dijo que no se podían servir a dos señores, si levantara la cabeza y volviera otra vez de entre los muertos, echaría a los cobradores de tasas de sus templos. Desde los crupúsculos clericales no se deja de hacer apología del capital, insinuando a los fieles la necesidad imperativa de que echen monedas en el cepillo cuando vayan a misa. Alertan de que la financiación de las parroquias se fundamenta en su aportación en el cestillo. Parecen olvidarse de la distribución de la diócesis de la aportación tributaria al marcar la casilla de la Iglesia Católica en la declaración de la renta. Nos intentan someter a una doble imposición, actuando como esos cobradores de impuestos de la época evangélica, como un Mateo que se convirtió al cristianismo; ojalá ellos se conviertan también. Estoy que trino con la ayuda de 11 millones de la Junta de Castilla y León a la restaura - La niebla amarilla
En los pueblos del Bierzo, una niebla amarilla avanza con la mansedumbre antigua de las cosas que ya estaban antes que nosotros. Borra el mundo rural con la misma suavidad con la que el tiempo borra la memoria. El Bierzo suma ya dieciséis años consecutivos de despoblación y, quizá por eso, al amanecer, cuando el sol aún duda en rozar las cumbres, la niebla desciende por los valles como una memoria que regresa. No cae: se posa. No irrumpe: susurra. Se desliza por las calles como quien vuelve a una casa cerrada hace mucho, envolviendo fuentes, eras, corredores de madera y muros que hace tiempo dejaron de esperar. Es una niebla tibia, casi maternal, pero en su dulzura late una pena antigua, una semilla silenciosa de abandono. Quizá por eso La lluvia amarilla parece hoy menos una novela y más un parte meteorológico adelantado. Aquella lluvia de hojas que Llamazares imaginó en 1988 era solo la primera advertencia. Andrés, el último habitante de Ainielle, veía caer del cielo la memoria hecha polvo vegetal. - Padre Esla
Desde que por tí subieron los Romanos para amedrentar a los Astures, tú, querido Río Astura, Esla padre, quedaste para los habitantes del valle como el redentor que has sido, liberándonos, del engaño de la nieve. Solo un misterio nos quedaba: el lugar exacto de tu nacimiento. El Esla nace en Sanglorio, Pandetrave y Arcenorio. Y no hubo más. Solo aceptarte como eres, camino, protección, destino, ensoñación, proveedor, maestro, sacerdote, hermano, amigo... Y a lo largo de la historia, el padre Esla ha ido recogiendo a los otros ríos leoneses para llevarlos al Duero, y en él, al gran océano del tiempo, en el que las historias se confunden todas formando grandes olas que baten las distintas costas de los hombres. Padre río: tú eras siempre nuestro mejor amigo, nuestro mejor momento. De tí salían peces y molinos, agua para regar los campos, orillas para choperas, vegas anchas y caminos hacia los cercanos montes de robles y de encinas. Tú movías los molinos de los que salían el pan y la luz eléctric - Cecina
En unos acreditados grandes almacenes, sección charcutería, escuché a un cliente, algo «enfurruñado», exclamar: ¡La cecina a 49,90 euros el kilo! ¡A dónde vamos a parar! Tras echar una rápida ojeada a los jamones que había en la exposición la mayoría, por no decir todos, incluidos los de medio pelo, superaban el precio por kilo de nuestra querida cecina. Ergo no entiendo el motivo de tanta extrañeza… ¿Alguna razón para vender la cecina a un precio inferior al jamón? Aunque algo, poco, tengo que decir en contra de nuestro producto estrella: una cecina salada y seca es incomestible por sí sola, puesto que me niego a echarle aceite y menos aún parmesano… ¡De eso nada! La cecina de vaca, cuyo consumo se remonta al siglo IV a. C., es mucho más que un embutido seco, ya que es la huella cultural de nuestros ancestros que aprendieron a conservar la carne con sal, humo y suma paciencia. En cada loncha se concentran siglos del saber rural transmitido desde las montañas de León donde el aire frío - Consecuencia
Un año más, León vuelve a brillar con sus características luces navideñas, que para muchos leoneses son imprescindibles en estas fiestas. Sin embargo, no puedo evitar detenerme y reflexionar acerca de si realmente son necesarios estos adornos y colores. Por un lado, me parecen muy bonitos porque me encantan sus colores y como anochece antes, siento que la ciudad vive a pesar de que no sea de día. No obstante, por otro lado, me siento culpable porque sé que muchas personas viven en la calle con el frío y el malestar que eso conlleva, mientras el Estado y el mundo, se gasta cantidades indigentes de dinero en bombillas, cables y electricidad para simplemente adornar y atraer turismo que supongo que se traduce en más consumismo y dinero. Mientras, yo sigo aceptándolo, volviéndome responsable y el sentimiento de culpa se vuelve una consecuencia imparable sobre mí. Sé que el sistema en el que vivo va más allá de mis creencias o principios y que quienes gobiernan son los principales culpables de las innum
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